Costos de una alimentación saludable


El verdadero valor de una alimentación saludable

En Chile, tradicionalmente se ha asociado el comer con mayores recursos por la historia de desnutrición en nuestro país. Hace cien años, se podía identificar a un ciudadano rico no sólo por sus vestimentas sino también porque tendría buenas reservas de grasa, mientras que uno humilde sería muy flaco.



La situación, hoy, es muy distinta. Probablemente el de mayor poder adquisitivo y educación tendrá una alimentación mucho más saludable basada en grasas de calidad, pescados y verduras, mientras el pobre se alimentará de alimentos elevados en hidratos de carbono y grasas como sopaipillas, vienesas, hallullas, hot-dogs, etc.

Conciencia

Factores que influyen en la adopción de una alimentación saludable

Paradójicamente, en la era de la información los consumidores están más confusos que nunca sobre la bondad y la elaboración de lo que comen, mientras las enfermedades crónicas y la obesidad crecen sin freno.

Ante esto, las medidas sanitarias son insuficientes y se debe adoptar además medidas sociales para contener el problema, centrándose en el sector agroalimentario y en la educación.

Entre los principales factores que influyen en la adopción de una alimentación saludable se encuentran:

Antecedentes culturales: las personas se alimentan de acuerdo a su cultura y tradición: los países mediterráneos tienen una dieta mediterránea, Estados Unidos y los países nórdicos de Europa se alimentan de acuerdo al patrón de dieta occidental, y los japoneses totalmente distinto a los anteriores.
Ritmo de la vida: Una vida acelerada hace que las personas no planifiquen las comidas y sólo compren lo que les apetece. Además, sin tiempo para cocinar en casa, optamos por comer fuera o comprar alimentos preparados, comprometiendo la calidad saludable de nuestra alimentación.
Disponibilidad de alimentos saludables: Esto depende de varios factores: ecosistema y clima, transporte y otros. En Chile tenemos la ventaja de tener un ecosistema mediterráneo, y contar con gran variedad de frutas y verduras durante todo el año.
Percepción de la población: Según la cual los alimentos saludables son “fomes”, poco atractivos gastronómicamente, y no sacian; y, por otro lado, la percepción que una alimentación saludable es cara.
Desinformación: Falta de formación en alimentación saludable y exceso de información que las personas no entienden. Hay falta de transparencia en la cadena de producción alimentaria, lo que minimiza la capacidad de decisión del consumidor.
Marketing de la industria de alimentos: Muchas veces confunde al consumidor. En un sistema de libre mercado, la oferta es impulsada por la demanda, es decir, las empresas ofrecerían solo lo que la gente quiere comer.
Pero la labor del consumidor conciente no es tan sencilla: por cada dólar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) gasta en prevención de enfermedades crónicas, las empresas gastan 500 dólares en el marketing de sus productos.

La alimentación mediterránea no es más cara

Evidencias Científicas

Un estudio realizado en 2008 en 73 mujeres sanas de Estados Unidos, entre 30 y 65 años, mostró que, luego de instruirlas en la alimentación mediterránea y sus beneficios, mejoraron en 37% la calidad de su alimentación, sin variar su presupuesto.

Un resultado similar mostró en Chile el Programa de Alimentación Laboral UC. En el casino de una empresa, sin cambiar el contrato ni los costos, se creó un menú más mediterráneo con aumento gradual de verduras, frutas, pescados y legumbres, y disminución de carnes rojas, cecinas y embutidos, frituras y pan.

El índice de Alimentación Mediterránea, que midió la cualidad saludable de la alimentación de los trabajadores, mejoró en 52% tras un año de intervención.

El análisis de costos del casino, realizado después del estudio, mostró que incluso disminuyó sus costos en 9% tras la “mediterranización” del almuerzo.

Conclusiones generales de ambos estudios

Se puede lograr la mediterranización de la alimentación sin aumentar los costos.
La idea que una alimentación saludable es más cara se debe a que se presta atención en la compra de nuevos productos saludables y no en el ahorro por reducción de alimentos poco saludables: jugos y bebidas, carnes rojas, dulces, comida rápida.
Las personas que viven en ecosistemas mediterráneos tienen una ventaja comparativa de costos de alimentos saludables con respecto a otros países. En Chile central, ecosistema mediterráneo, comer saludable no es más caro, hay gran variedad y disponibilidad de frutas y verduras durante todo el año.
Lo importante entonces es educarnos como consumidores y, además, hacer atractiva culinariamente la alimentación saludable, condición fundamental de la alimentación mediterránea.

Estrategias para una alimentación saludable a menor precio

Planifique bien las compras. Planee las compras antes de hacerlas. Planifique el menú semanal y escriba una lista con los alimentos que necesitará comprar. Haga las compras de acuerdo a esta lista, le ahorrará tiempo y evitará las compras impulsivas, muchas veces poco saludables.

Compare los precios de los alimentos, fíjese en las ofertas de la semana. Muchos supermercados tienen días específicos de descuentos de distintos grupos de alimentos, escoja el día que más le convenga a su planificación. Acostúmbrese a comparar los precios de los alimentos en varios establecimientos comerciales y calcule el ahorro.

Privilegie hábitos de alimentación racionales y no compulsivos, evitando las golosinas fuera de las horas de comida o la ingestión de azúcares excesiva. En general esto significará ahorros sustanciales. La alimentación mediterránea involucra orden y moderación en las comidas.

Prefiera las verduras y frutas de la estación, son más baratas, frescas y sanas. Si puede, trate de comprar en la feria o en la vega, donde conseguirá mejores precios y mayor variedad.

Conserve los alimentos apropiadamente. Congele la porción de los alimentos que no se va a comer, y aquellos que podrían pasarse de su fecha de vencimiento o no vayan a ser aprovechados.

Busque recetas saludables y baratas. Seleccione aquellas recetas cuyos ingredientes no sean caros. Las comidas podrán ser tanto, o más, sabrosas que las que llevan ingredientes caros. Hay recetas económicas que son deliciosas.

Tome más agua. Reemplace las bebidas gaseosas o jugos de fantasía por agua fresca. Acostúmbrese a poner un jarro de agua en la mesa a la hora de almuerzo y comida. Para darle sabor, puede incorporarle unas rodajas de limón o pepino.

Disminuya su consumo de carnes rojas. Reemplácelo por legumbres, guisos de verduras, e incluso carnes blancas como pollo y pavo, que le resultarán más baratas. Hay alternativas baratas de pescado: atún o jurel enlatado y ofertas de pescados frescos o congelados.

Aproveche los sobrantes para hacer nuevos platos. Rescate los guisos de verduras, tortillas, panqueques, lasañas, que le permitirán incorporar sobras en la preparación.

Reduzca el gasto innecesario en comida. Si analiza la boleta después de una compra, puede llevarse una sorpresa y ver que gastó mucho en productos innecesarios para llevar una buena alimentación. Prescindir de ellos le podrá generar un ahorro notable.

Mejore sus técnicas culinarias, aumentado el rendimiento de los ingredientes y evitando derroches innecesarios. Recuerde, por ejemplo, que en muchos casos, los alimentos frescos o menos cocidos son más saludables y nutritivos. Aprenda a cocinar evitando excesos de aceites o grasas.

Lea las etiquetas antes de comprar productos dietéticos o Light. En general son más caros, y muchas veces sus ventajas son mínimas o se deben solo a un mayor contenido de agua. En estos casos prefiera el producto normal y consúmalo en menor cantidad, así ahorrará dinero y probablemente estará ingiriendo la misma cantidad de calorías.

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